"Nadie tema cruentas contiendas si la traza impuso
a este fuerte la forma de una estrella sin par"
Aníbal Núñez
a este fuerte la forma de una estrella sin par"
Aníbal Núñez
Seguimos con el Fuerte de la Concepción del que comenzamos a hablar hace unos días aquí.
Después del fortín o reducto de San José, continúa el camino cubierto hasta llegar al cuartel de caballería, cuyo edificio tiene forma de rombo, mejor dicho tenía forma de rombo porque solo se conserva un lado; a pesar de que no se ha restaurado, se puede apreciar bastante bien la construcción. En la parte de abajo estaban los pesebres para los caballos. Posiblemente les llegaba agua desde el reducto de San José. Encima estaba la nave de la tropa, con aspilleras para poder disparar. No se han restaurado pero sí se han limpiado.
Cuartel de caballería, caballerizas, del Fuerte de la Concepción |
Este es uno de los pozos de escucha que tiene el fuerte. Hay uno en cada revellín y otros dos en el reducto de San José. Servían para poder oír si alguien minaba el Fuerte. Tienen forma circular y techo abovedado.
Se accede al patio de armas a través de un puente de piedra. Durante las obras de recuperación del Fuerte se construyó el tramo que está junto al puerta, que antes ocupaba el puente basculante. La fachada fue construida por Manuel de Larra Churriguera, aún puede verse el escudo real y lo que fue un reloj.
En el patio de armas, frente a frente, la Casa del Gobernador y la Capilla. Alrededor las casernas, con bóvedas a prueba de bomba. Eran las salas para la tropa y los oficiales, almacenes, cocinas... La mayoría miden dieciocho metros de largo por seis de ancho. En las esquinas están las rampas de acceso a la parte superior. En el centro de los lados Norte, Sur y Oeste, están las poternas que salen directamente al foso.
El fuerte disponía de varios aljibes que recogían el agua de la lluvia, estaban en el patio de armas y en los revellines, de tal forma, que tenían cubiertas las necesidades de agua de los ocupantes.
El veintiuno de julio de 1810, los ingleses volaron el fuerte de la Concepción, destruyendo los cuatro revellines que protegían sus muros, dos de los baluartes, el reducto de San José y las caballerizas. El Fuerte tenía cuatro revellines, en uno de ellos se encuentra ahora la recepción del hotel, junto a uno de los pozos de escucha. Fue el general Crawford quien dió la orden de volar la fortaleza ante la proximidad de los franceses. Sin embargo, no todas las cargas explotaron, y gracias a eso se conserva parte del fuerte y se han podido recuperar algunas partes.
Hasta su restauración a partir de 2006 para convertirlo en hotel, el fuerte permaneció olvidado, aunque fue declarado BIC en el año 1992.
Era un lugar donde los vecinos de Aldea del Obispo solían ir a comer el hornazo el lunes de aguas o celebraban las fiestas del pueblo, los muchachos se entretenían curioseando o las parejas tenían un romántico lugar para pasear. El Fuerte fue utilizado como cantera para la construcción de casas en los pueblos cercanos. Las zonas que seguían en pie se aprovecharon también para guardar el ganado. Incluso durante algún tiempo se cultivaron champiñones o se utilizaba como zona de pasto.
Recuerdo haber estado hace años allí, encontrándolo en un estado lamentable.
Pozo de escucha en el Fuerte de la Concepción |
Se accede al patio de armas a través de un puente de piedra. Durante las obras de recuperación del Fuerte se construyó el tramo que está junto al puerta, que antes ocupaba el puente basculante. La fachada fue construida por Manuel de Larra Churriguera, aún puede verse el escudo real y lo que fue un reloj.
Detalle de la puerta de entrada al patio de armas del Fuerte de la Concepción |
En el patio de armas, frente a frente, la Casa del Gobernador y la Capilla. Alrededor las casernas, con bóvedas a prueba de bomba. Eran las salas para la tropa y los oficiales, almacenes, cocinas... La mayoría miden dieciocho metros de largo por seis de ancho. En las esquinas están las rampas de acceso a la parte superior. En el centro de los lados Norte, Sur y Oeste, están las poternas que salen directamente al foso.
El fuerte disponía de varios aljibes que recogían el agua de la lluvia, estaban en el patio de armas y en los revellines, de tal forma, que tenían cubiertas las necesidades de agua de los ocupantes.
Patio de armas |
El veintiuno de julio de 1810, los ingleses volaron el fuerte de la Concepción, destruyendo los cuatro revellines que protegían sus muros, dos de los baluartes, el reducto de San José y las caballerizas. El Fuerte tenía cuatro revellines, en uno de ellos se encuentra ahora la recepción del hotel, junto a uno de los pozos de escucha. Fue el general Crawford quien dió la orden de volar la fortaleza ante la proximidad de los franceses. Sin embargo, no todas las cargas explotaron, y gracias a eso se conserva parte del fuerte y se han podido recuperar algunas partes.
Revellín Norte del Fuerte de la Concepción |
Hasta su restauración a partir de 2006 para convertirlo en hotel, el fuerte permaneció olvidado, aunque fue declarado BIC en el año 1992.
Era un lugar donde los vecinos de Aldea del Obispo solían ir a comer el hornazo el lunes de aguas o celebraban las fiestas del pueblo, los muchachos se entretenían curioseando o las parejas tenían un romántico lugar para pasear. El Fuerte fue utilizado como cantera para la construcción de casas en los pueblos cercanos. Las zonas que seguían en pie se aprovecharon también para guardar el ganado. Incluso durante algún tiempo se cultivaron champiñones o se utilizaba como zona de pasto.
Recuerdo haber estado hace años allí, encontrándolo en un estado lamentable.
Entrada del Fuerte vista desde el foso |
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