SALAMANCA EN 1900

"El hombre recorre el mundo buscando lo que necesita y vuelve a su casa a encontrarlo"

 George Moore

Pablo y Virginia han vuelto a casa, aunque solo temporalmente. Sería estupendo que pudieron quedarse para siempre...

La Casa Lis acaba de inaugurar una exposición dedicada a la ciudad de Salamanca a principios del siglo pasado. Se podrá visitar hasta el veintinueve de marzo en las salas de exposiciones temporales del museo. Pienso que los salmantinos no deberían perdérsela. 

Es un viaje en el tiempo, que nos traslada a principios del siglo pasado, a una Salamanca muy diferente a la que hoy conocemos y que posiblemente sorprenda a la mayoría. Vivían en ella algo menos de veinticuatro mil habitantes, de los cuales solo el cinco por ciento llegaba a cumplir los sesenta y cinco años. Más de la mitad eran analfabetos...

En la exposición hay más de ochenta obras muy diferentes: trajes y joyas, un telégrafo cedido por la familia González Huebra, juguetes (precisamente el cartel de la exposición es un caballito de madera)... 

Hay varios audiovisuales, y al final de la exposición, el cinematógrafo de Lumière, con una proyección que se pudo ver el día diez de diciembre de 1897 en el Liceo. 

Además de la Casa Lis, la exposición se complementa con varias fotografías en la Filmoteca de Castilla y León, y varios coches de época en el Museo de Automoción.

Una de las piezas de la exposición es una escultura que perteneció a la casa, y de la que existen fotografías cuando se encontraba colocada en ella: "Pablo y Virginia" 

Ha vuelto para la exposición, pero actualmente pertenece al colegio Villar y Macías, que la ha cedido temporalmente para la muestra. ¿Quiénes eran Pablo y Virginia?

Se trata de los personajes de una novela de finales del siglo XVIII, escrita por Jacques-Hernri Bernardin de Saint-Pierre. La novela está ambientada en la actual Isla Mauricio, que en aquel momento pertenecía a Francia. Dos amigos de la infancia se enamoran, muriendo de forma trágica al naufragar el barco en el que viajan, Le Saint-Geran. 

Este barco existió realmente, naufragando en 1774. El escritor conocía Isla Mauricio y parece ser que era amigo del gobernador.